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Estamos de crisis. Es la frase del año. Hasta quienes no la veían, digo más, hasta quienes veían brotes verdes, ya no ven nada. Ven crisis. Bueno, algo es algo. El primer paso para corregir un error es reconocerlo.

Ahora la solución (según los expertos, lo cual me excluye a mi) pasa por reestructurar el modelo de producción de nuestro país.

O lo que es lo mismo, que ya no somos albañiles, sino gurús de las energías alternativas, el desarrollo sostenible… Las empresas se están transformando, pero muchas veces dejan la imagen de marca para el final.

 Y a nivel de comunicación ¿cómo afecta esta fase de introspección a las empresas españolas? A nivel corporativo no podemos lanzarnos a una diversificación o a una reconversión de nuestras estructuras internas, de nuestro modelo de producción sin planearlo también desde el punto de vista de comunicación, imagen y marketing.

Hasta el momento, las empresas que se han reconvertido (por ejemplo, el caso de la constructora que ahora se dedica a las energías renovables o sistemas de climatización limpios) tienen un modus operandi que se centra en reconvertir la producción, la técnica, los cronogramas… y con todo listo:

¡Vamos a comunicar!

Llegamos tarde, hemos desperdiciado tiempo de hacer contactos, hacernos un nombre entre la agenda de medios especializados…

Es importante tener a todos los departamentos de la empresa concienciados. Conectados. Si sabemos donde vamos podremos llegar o no, si no sabemos donde vamos, llegaremos a cualquier parte. Compartir un proyecto de imagen en común es tarea del departamento de comunicación interno o externo.

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Podríamos clasificar 3 tipos de empresas en función a cómo adaptan el mensaje, la forma, el contexto de su comunicación cuando se produce un cambio en la empresa:

1.Problemas de comunicación externa: Suelen manifestarse en forma de prisas. Es obvio que si la planificación de la comunicación queda para el final, tendremos por delante el problema de ponerla en marcha cuando ya los resultados se exigen de manera explícita, pues ya se han acometido todas las inversiones.

Los errores de praxis que suelen aparecer fundamentalmente son por un lado la improvisación y por otro no genera espacios para la participación de las audiencias, no retroalimentan las acciones… Todo por falta de tiempo. Comunicar sin recoger la opinión de la audiencia no es comunicar, es hablar solo. Como los locos. Tonterías.

2.Minusvalorar la comunicación: La comunicación es indispensable para el cambio en las organizaciones. Ejemplo claro, la ERP. Una variación significativa en la marcha de una organización, suele incorporar un nuevo programa informático de gestión (ERP) que habrá que aprender a manejar. ¿Quién trasmite el programa formativo? ¿Quién motiva al trabajador para que regale un poco de su tiempo en aprender a trabajar la nueva herramienta?

3.Comunicación Interna: Aparece el cabecilla. Entre un grupo de empleados reacios al cambio, siempre existirá. Es el que arenga a los demás a negarse, a torpedear el proceso,  en este caso se deben realizar esfuerzos de sensibilización desde la agencia de comunicación
seleccionada, y caso de no ofrecer respuestas positivas, corresponde a la empresa saber que debe tomar una decisión con autoridad.
Lo ideal es iniciar el cambio, con una planificación detallada de qué vamos a hacer en materia de comunicación, para que lleguemos a la fecha de despegue con todo a punto. Obviamente la comunicación no es más importante que la agenda técnica, pero tampoco menos, ha de estar en el mismo plano, coordinada. Los resultados llegarán seguro. Estamos en crisis, pero esto también pasará.

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