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Carmen Carayol AbogadaEsta semana, traemos a nuestro blog un diálogo abierto con Mª del Carmen Carayol García, abogada al frente de TTaus Abogados en Altea, Alicante y autora del libro «El Pasante».  

Nos parecía necesario participarla de nuestro blog porque tiene una visión personalísima y fresca de la profesión letrada, hasta el punto de que administra un perfil en BeBee (red social de la que es embajadora) que recomendamos leer con encomioso énfasis. 

¿Cómo ve actualmente la profesión y el ejercicio de la abogacía? ¿Cuáles son los rasgos clave que lo definen?

«La profesión de abogado yo la percibo como un oficio muy atractivo, en el que puedes hacer lo que quieres, como quieras cuando quieras. También ahora, en el momento actual.

Es una profesión necesaria, por aquello de cumplir una función social,  que al contrario que otras muchas que desaparecen, no lo hará, pero lo que sí necesita es una interpretación cada día que pasa, y libre de complejos. Éste es un trabajo muy creativo, casi artesanal (al contrario de lo que se pueda pensar), y en el que ciertamente un abogado puede desarrollar su proyecto a su manera.

Los nuevos graduados tienen infinidad de partes del Derecho a las que poder dedicarse, muchas de ellas muy relacionadas con las nuevas tecnologías, tan cotidianas en el momento actual, así que lo tienen fácil.

Los rasgos clave que la definen son, sobre todo, el servicio a los demás.

Por otro lado está la función social a la hora de participar en el proceso de impartir justicia, como uno de los órganos/agentes que sirven a ese fin. En ese punto seguimos siendo fieles a ese fin desde tiempos inmemoriales, pero obviamente el ejercicio de la profesión ha cambiado en el cómo.

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De igual manera, es necesario reinterpretar el concepto de corporativismo que tanto pesa sobre nosotros, que es casi asfixiante, y superarlo.

Y por último, por citar otro rasgo, es preciso que redefinamos nuestros modelos de negocio, aplicando nuevas ideas al trabajo que pretendemos desarrollar. Atrevernos a mostrar nuestra parte creativa en aras a ofrecer un mejor servicio a los ciudadanos.»

En algunos de sus muchos textos (hablamos de una persona muy activa), Carmen nos cuenta que su firma Ttaus, tiene un modelo de negocio basado en la excelenciaesto es, en el autoconocimiento y búsqueda consciente del trabajo bien hecho.

¿Ha perdido calidad el servicio que ofrecen algunos despachos en aras de la facturación dentro de una concepción cada vez más mercantil de los servicios legales? ¿Cree que se pone al cliente en el centro de todo el trabajo o se da prioridad a la cuenta de resultados del despacho?


« Yo pienso que la calidad hay que vigilarla muy mucho, asi que no me atrevería a decir que se ha perdido calidad en aras a una facturación mayor, pero desde luego ésta se ha ajustado mucho, al menos es lo que quiero pensar.

Es de lo que hablo cuando digo que este es un trabajo artesanal: la calidad y el trabajo basado en formularios son contradictorios. El trabajo se puede sistematizar, pero no tanto como para que pierda el toque humano.

Desde luego el cliente es el centro de nuestro mundo y no la cuenta de resultados; pero obviamente a ésta se la tiene presente también… La solución está en mantener ese equilibrio. Cómo lo pone en práctica cada firma/abogado independiente es cosa de cada uno, pero ambas variables se tienen que mantener integradas.»

En nuestra labor diaria asesorando a nivel de marketing a despachos de abogados en toda España, insistimos mucho en invertir desde el sector, para educar a particulares y empresas (especialmente empresas —compliance—) en la abogacía preventiva. En España, aún tenemos el vicio de acudir al abogado cuando ya tenemos el problema encima de la mesa (hacemos igual con el dentista, el mecánico del coche…)

¿Es posible educar al ciudadano en el concepto de abogado de cabecera?¿Logrará el sector que se vaya borrando ese latiguillo del abogado cuanto más lejos mejor? ¿Supone un ahorro y una ventaja real acudir al letrado de forma preventiva?


« Qué gran pregunta… Es indispensable que las personas sepan y tengan claro que los abogados estamos en el mundo para prevenir problemas. No sé en el resto de oficinas, pero en la mía, en TTAUS, tenemos desde el inicio de nuestra andadura un servicio totalmente personalizado/personalizable, de tarifas planas para trabajar justamente en la prevención. Da igual si eres una familia, un emprendedor o un empresario. O una comunidad de propietarios.

Así que nosotros siempre hemos contemplado esta forma de trabajar como la mejor para nuestros clientes. Es obvio que las tarifas planas se contratan cuando el cliente acude a nosotros con asiduidad y comprueba los beneficios de este sistema de trabajo, que además supone un ahorro y una ventaja: tener asesoramiento continuado sobre los temas que preocupen al cliente.

Así que sí, es posible educar al ciudadano en esta forma de trabajar, la prevención, como la mejor.  Y es que cuanto antes se aborda un problema mayores posibilidades tiene el cliente de obtener la mejor solución. No es comparable la acción a la reacción. Claro que supone una ventaja contar con asesoramiento jurídico continuado dirigido a prevenir posibles problemas.

En cuanto al ahorro, es evidente que éste es económico, pero también existe el coste emocional; y en cuanto a las relaciones, algo que es muy importante salvaguardar. Y no sólo en los asuntos de familia, también en los laborales y en las relaciones con proveedores, por ejemplo.

Y es que la seguridad de saber que siempre estás actuando de la manera correcta en tus relaciones jurídicas, supone una tranquilidad en la calidad de vida insuperable.

Cierto es que la presencia de los abogados causa cierta reticencia, todavía, por eso hay que trabajarse la confianza, la cercanía y la accesibilidad con el cliente. Por poner un ejemplo, yo tengo un solo número de teléfono móvil, el mío de toda la vida. Mis clientes me llaman a ese teléfono, y saben que SIEMPRE, les voy a devolver la llamada. Si no me encuentran pueden llamar a mi oficina, y allí hay órdenes muy claras para que se les diga dónde estoy: de guardia, en sala, de visita al juzgado, con un cliente, en una reunión, atendiendo visitas, de gestiones en tal sitio… O de día libre. Y nunca me importunan a deshoras, es curioso. Pero es verdad que yo dejo las cosas muy claras en mi relación con ellos y algo muy importante es que los tengo puntualmente informados de cómo va lo suyo. No es fácil establecer las líneas de la relación con los clientes y menos las rojas,  pero en mi caso lo hago y es lo que más me funciona. »

Actualmente, vemos a diario manifestaciones públicas de cualquier tipo protagonizadas por letrados que se quejan de su situación profesional; explotación; retraso en los pagos del TO; pérdida de prestigio… 

En su opinión ¿qué pasos es urgente dar para una abogacía con más calidad de vida?


«Yo creo que en este aspecto el ejercicio lo tenemos que hacer los abogados. Pienso que tenemos todas las herramientas necesarias para ello, en el sentido de contar con leyes que nos proporcionan la cobertura necesaria para hacer nuestro trabajo de manera satisfactoria.

Es el propio abogado el que debe de reflexionar y con su resultado, hacer. No somos esclavos (y no debemos serlo) ni de nuestros clientes ni de nuestros resultados ni de nada que no sea nuestra propia opción. Si cedemos al estrés, a la ansiedad, a las jornadas maratonianas de trabajo, sin vida familiar ni personal, es problema nuestro,  nadie nos lo impone, ya que podemos elegir cómo y con quien trabajamos. Respeto profundamente  a mis compañeros que se quejan, pero con ella, con la queja, no se ha solucionado el problema. Más bien es con la acción.

En definitiva, reflexión, consciencia y acción. Pero siempre poniendo el foco en cada uno de nosotros.  Además, es muy sencillo: cuando haces lo que verdaderamente quieres hacer, lo tienes todo. Parece un tópico pero es una realidad como una casa. Los problemas vienen siempre cuando estás en una situación en la que no quieres estar, pero si estás en tu proyecto, trabajando en lo que te hace feliz, y como tú quieres hacerlo, el resto está bien. Hay que ser exigentes y con uno mismo primero.»

Carmen Carayol es autora del libro «El Pasante». Muchas de sus reflexiones en el blog, también van dirigidas a ese abogado en ciernes. 

¿Cómo es la vida de un pasante actualmente? ¿Con qué se va a encontrar? ¿Qué consejos darías a una persona que va a iniciar una pasantía?

«Pues la vida de un pasante es la de alguien que trabaja mucho y espera obtener conocimientos para ponerlos en práctica para cuando pueda trabajar solo. Eso no quiere decir que tenga que estar en situaciones de esclavitud, como todos hemos oído por ahí.  El pasante se va a encontrar con un trabajo muy complejo, del que no tiene ni idea, ya que en la universidad no se practíca. Si eres creativo, te gusta relacionarte con personas y solucionar problemas, la de abogado es tu profesión. Es profundamente dinámica.

No me atrevo a dar consejos, pero sintetizaría en:

1.- Primero conoce el trabajo a fondo. Haz prácticas en un despacho, aprende cómo es el oficio, el mercado, el sector en sí mismo, y comprueba si tus expectativas están alineadas con la realidad. Descarta desilusiones.

2.- Ten un plan de carrera y hagas lo que hagas, que encaje dentro de éste.

3.- Déjate llevar por tu mentor. Practica todo lo que puedas, mientras eres pasante el riesgo será controlado.

4.- Pon a tu mente a trabajar casi exclusivamente en solucionar problemas. Analiza, observa, reflexiona; y propón soluciones a problemas que creas que sea preciso solucionar.

5.- Y por último y no menos importante, cuida tu «acptitud». O sea, procura tener la formación que en cada momento te sea necesaria, y a la vez ocúpate de que tu persona esté equilibrada, en armonía con tu entorno. Y para ello haz lo que sea necesario: reflexiona sobre tu experiencia, desarrolla a la persona que llevas dentro, supera tus obstáculos y aleja cada vez un poco más la línea de lo que crees que es tu límite.

He escrito el Pasante con la idea de que lo que acabo de decir se pueda poner en práctica por los abogados jóvenes, los estudiantes de Derecho y aquellos que ya han terminado los estudios y se plantean ser abogados; pero mi aportación es tan sólo una visión, lo importante es que cada uno se forme la suya a partir de todas las que pueda conocer; entre las que estarán las que aporta El Pasante.»

Otro de los aspectos que siempre resaltamos en nuestro análisis del mercado de servicios legales como asesores de marketing jurídico es que el abogado ya no es simplemente un letrado, sino que ahora también es un empresario jurídico. Carmen trabaja en un segundo libro dedicado al emprendimiento como abogado.

¿Cuáles son las claves del emprender siendo abogado? ¿Qué determinará el éxito o fracaso de una empresa de servicios legales en los próximos cinco-diez años?


«Que tenga muy claro desde el principio cual es el lugar que quiere ocupar dentro del sector de los servicios jurídicos. Y sí, estoy hablando de sueños, de tenerlos y de trabajar para cumplirlos. En el lugar que crees que te corresponde no te ponen tus clientes, ni tu trabajo ni mucho menos la suerte.  En el lugar que te corresponde te pones tú, en tus sueños primero y con tu trabajo después, cuando ocupas ese lugar físico.  Un aspecto muy importante es (como decía antes) combinar los aspectos relacionados con los clientes con los criterios empresariales, porque hay que lidiar con ambos. Y por otra parte el plan de negocio es importantísimo, tanto que si él no vas a dar un paso en firme, sino tumbos.

Y dentro de ese plan de negocio, por escrito, planificado y con una ejecución detallada y precisa, un lugar muy importante es el del plan de márketing; de los que vosotros sois unos expertos.

Y añadiría una sugerencia para vosotros: debéis adaptaros a las circunstancias del despacho que está comenzando y diseñar productos (planes de márketing) adaptados a ellos; me refiero tanto en su ejecución como en su precio; ya que los jóvenes ni saben del valor de un plan de márketing ni en la mayoría de las ocasiones disponen de recursos monetarios para dedicarlos a ese plan, en ese sentido unos planes más básicos, sencillos y ajustados en su precio harían un gran servicio para los despachos que se inician.

El éxito o fracaso de esa empresa, si se hacen las cosas bien en cuanto al plan de negocio del que hablamos, será su capacidad de adaptación, de respuesta, a las demandas de los clientes. El mundo está vivo, es tremendamente cambiante, si el despacho es lo suficientemente flexible para adaptarse a ese cambio constante, y ofrecer respuestas rediseñando sus servicios, triunfará.»

Por último, no podemos pasar por alto el aspecto humano, al que Carmen destina muchas líneas. Lógicamente, la materia prima del servicio legal es el abogado, que son personas. 

¿Cuál debe ser el mindset de un abogado en el siglo XXI? ¿Cómo debe entenderse la profesión para convivir con la ultracompetitividad; el estrés; los horarios imposibles; la conciliación; los tribunales sobrecargados…?


«Bueno, yo puedo hablar de mí misma, es el ejemplo que mejor conozco, y creedme que lo llevo bien. Esta es una profesión de servicio a la sociedad, así que lo mejor es mentalizarse para ello, pero no perder la cabeza. En los juzgados se pierde mucho tiempo y hay quien aprovecha para hacer trabajo allí, lo hagas o no lo que sí es preciso es no enfadarse por ello y no poner otras cosas en la agenda ese día; hay que organizarse para estar bien y evitar la frustración por no poder cumplir unos horarios imposibles. Saber gestionar la agenda es fundamental.

La ultracompetitividad ya he dicho que la desactivo centrándome en mi misma y en mi diferenciación; yo compito conmigo misma. Y en cuanto a la conciliación hay que entender que si trabajas por cuenta ajena tendrás un horario, si lo sobrepasas es tu responsabilidad lo que ocurra después. Si trabajas por cuenta propia, de nuevo, el responsable de todo lo que pasa en tu día a día eres tú. Por poner un ejemplo, si tengo que ir de compras prefiero hacerlo un lunes por la mañana. Por otra parte puedo trabajar el domingo en tareas rutinarias de oficina. Cada cual debe adaptar el tiempo a sus circunstancias.

Lo importante es comprender que las cosas son como nosotros queramos que sean, no como las hemos encontrado o como nos digan que son. ¿dónde está escrito que la jornada laboral es de 9-17? Hay que pensar, y adaptar el tiempo a nuestras propias necesidades.

En cuanto al MINDSET de un abogado de hoy, diría:

1.- Aptitud y cifras.

El abogado de hoy sabe el valor de sus contactos,  gestiona su agenda social, sabe de la importancia de las relaciones. Y sabe relacionar estas relaciones haciendo de puente entre personas; piensa en generar, dinero y otros activos, en crear; aquel que sabe ver necesidades y aportar soluciones.

2.- Personas polivalentes, adaptables, flexibles. Resolutivas, proactivas.

Lo importante es lo que es capaz de llegar a hacer con lo que sabe. Los negocios, como todo en la vida, necesitan retoques cada poco, reenfoques. Si trabaja por cuenta ajena debe poder adaptarse a sitios, tareas diferentes a las que sean habituales, a mandar, a obedecer a superiores, a resolver, a implantar, a mejorar… en definitiva, debe de tener capacidad de acción para llevar a cabo todo el proceso.

Si trabaja por cuenta propia, lo mismo pero multiplicado, es posible que tenga que hacer de secretaria, hacer gestiones, y a agendar todo, y a manejarse a veces con unos plazos casi imposibles.

3.- Actitud de aprendizaje en otras áreas complementarias: marketing, comunicación, finanzas…

Aparte de saber manejar leyes, hay que sumar otros aprendizajes. El mundo en el que vivimos es muy complejo y cambiante, la mayoría de las veces no se puede decidir tras una consulta de quince días con especialistas en los que se  confíe, si no que la decisión se debe tomar a veces en cuestión de horas.. Tiene que saber más de otras áreas interconectadas con lo suyo; no digo que haya que saber de todo y en profundidad, pero creo que sí que debe conseguir tener un enfoque global en esa área que sea en la que trabaje, y si ese enfoque le exige saber de economía (por poner un ejemplo) debe de tener unos conocimientos en esa área.

4.- Abogado influencer. Líder.

Persona humana, que sabe trabajar con otros, o liderarlos o dirigirlos, pero que sabe permanecer en equipo el tiempo que dura el viaje. Personas inspiradoras, gurús de nada pero capaces de llevar a los demás de viaje al futuro hasta aterrizar en él.

Personas que se equivocan, pero que luchan, que se pulen en lo personal, que se caen y se levantan y no tienen inconveniente en dejar emerger su vulnerabilidad en ocasiones.

Personas con otros intereses, además de los jurídicos, y que no los esconden, al contrario, los cultivan e intercambian con otras personas ajenas a su mundo, que saben que con ello se enriquecen, y acaban por superarse a ellos mismos.

5.- Añada valor al despacho.

Que destaque su capacidad de resultar diferente a los demás de su categoría o clase. Y es que en este mundo tan competitivo, tan uniformizado, es fundamental destacar las propias diferencias, ser conscientes de ellas y saber manejarlas para hacer de eso una ventaja frente a la competencia.

Un despacho que sea distinguido, percibido por los potenciales clientes como diferente, sabe que lo tiene mucho más fácil a la hora de tener segmentado a su mercado, lo que es muy útil para lo que hemos venido a hacer todos: diseñar productos para ese mercado»

No nos queda más que agradecer a Carmen el haber accedido a realizar esta entrevista y compartir con nosotros su punto de vista sobre una abogacía que tan a menudo reflexiona. Esperamos leerte más y tenerte más veces por estos píxeles. Y a todos nuestros lectores, clientes y amigos, les recomendamos seguir de cerca a Carmen para nutrirse con sus ideas y consejos que tan amablemente comparte en redes. 

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