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Google, Facebook, Instagram, Twitter… sacan músculo en la red siempre que pueden. Cualquier persona con una conexión a Internet puede subir un vídeo o un ensayo o una respuesta instintiva a algunas noticias y colocar sus ideas frente a millones de personas. Ellos tratan de apabullar con sus estadísticas. Tantos millones de usuarios, tantos billones de tweets al mes; tantos cientos millones de enlaces a otras webs… 

Y, por supuesto, el mundo ahora está lleno de ejemplos de personas que lo han hecho con bastante éxito, mostrando con optimismo que «cualquiera puede hacerlo». Son bloggers, influencers, youtubers… gente que publica contenidos sin dotar de mayor estructura su idea y que sin embargo llegan a cientos de miles de seguidores. Todo fácil, rentable y divertido. La vida color de rosa.

EL CASO DE YOUTUBE

Desde finales de 2016, los espectadores de YouTube (propiedad de Google) han estado viendo más de mil millones de horas de vídeo por día. Esa estadística reveladora apareció en un artículo del Wall Street Journal en febrero. La historia cubrió a la gran audiencia del uso de Google de la inteligencia artificial para recomendar vídeos, e incluyó alardes de los ejecutivos de Google sobre el hecho de que, como YouTube está abierto a cualquiera, cada minuto se cargan 400 horas de vídeo. Eso es equivalente a 65 años de vídeo por día.

Como no podía ser de otra forma, Youtube estaba sumamente orgulloso de ese dato a primeros de año. Pero algo ha cambiado. Ya no alardean de ese detalle en su sala de prensa online. ¿Por qué lo esconden? Porque semejante éxito y alarde de musculatura esconden muchos demonios dentro. Miles de vídeos sobre propaganda terrorista o abuso de menores no es algo de lo que presumir. Es más, ponen de manifiesto que no existe plataforma capaz de supervisar y vigilar 65 años de vídeo por día. 

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Por si alguno de los lectores lo desconoce, le diremos que si usted posee un canal de vídeos en Youtube, a partir de un cierto número de visitas  usted puede hacer su contenido partner o colaborador de Youtube ¿Esto qué implica? Que desde ese momento, Youtube puede poner anuncios delante de sus vídeos y pagarle a usted por ello (dependiendo de la calidad, o mejor dicho del éxito, de sus contenidos). Ergo, Youtube podría estar involuntariamente enriqueciendo a personas que suben vídeos carentes de toda ética, denunciables y punibles simplemente porque concitan cierta audiencia, comentarios, likes…

¿CAMBIO DE PARADIGMA?

Esa apertura a todos, ese universalismo de Google, Facebook o Twitter empieza ahora a impregnarse de cierta pátina no ya tan del agrado del anunciante. Y es que no pueden garantizar la seguridad de plataformas masivas tan gigantescas ni por tanto, los contenidos que rodearán a tu anuncio.

Todas tienen argumentos a favor. El aperturismo en Youtube nos ha permitido conocer talentos como el cantante Pablo Alborán, el reportero de viajes Alan x El Mundo o el personal trainer Gerardo Arias. El Twitter, la universalidad da voz a todas las opiniones y es el foro de debate más importante en todas las cuestiones, de todos los ámbitos y alcances. Facebook está conectando al mundo más desconectado.

Pero este maravilloso planteamiento puede no ser suficiente para las empresas en 2018. Probablemente las grandes marcas exigirán a estas plataformas que sus anuncios estén controlados en su difusión, siempre junto a informaciones contrastadas y sin tacha ética. Nunca junto a contenidos de los que cualquiera se avergonzaría. Los anunciantes reconocen que donde sus anuncios aparecen en la web realmente importa mucho. Han sido muchas las empresas cuyos spots se vieron antes de mostrar un vídeo con contenido inapropiado.

PROMESAS VACÍAS

Google y Facebook, son las dos plataformas de anuncios más grandes, exitosas y rentables del mundo. Eso no hay quien se lo discuta. Año tras año se comprometen con sus anunciantes a mejorar los parámetros de su publicidad. Bien es cierto que están en permanente desarrollo. No es menos cierto que cada año conocemos escándalos peores.

Hasta que algunos reporteros, en un ejercicio de periodismo de investigación dieron con una plataforma de pedofilia que lanzaba vídeos en Internet con grandes números de reproducciones y que llevaban años generando ingresos a quienes los subían, las plataformas no tuvieron constancia ni control sobre ello. Esos ingresos que percibían estos delincuentes venían de anunciantes cuyos spots se lanzaban antes o peor aún en medio de sus reproducciones. Horror para la marca.

Google reaccionó. Ahora exige más visitas para activar tu canal como colaborador y ha eliminado miles de canales dudosos para público infantil… Sin embargo, la semana pasada leíamos en Business Insider que «el  diario Times de Londres descubrió un grupo de pedófilos que usan YouTube para explotar a los niños. Otra cosa que estaba sucediendo en las narices de Google. Google dijo a Times que esta actividad violaba sus políticas y que está planeando una respuesta enérgica.«

EL PROBLEMA DE SER ABIERTO

Esto beneficia a la televisión, que todavía goza de gran parte de la tarta publicitaria. La venta de medios es, en esencia, una promesa. Si compras un anuncio en determinada publicación, la promesa inherente es que llegarás a, por ejemplo, amas de casa, o en otro medio a hombres con estilo y estarás rodeado de contenido que refleje eso.

Facebook o Google arguyen que no son una empresa de medios (lo cual choca con sus ventas pubilcitarias, gracias a las que son las empresas de medios más grandes y rentables del mundo) y que no pueden controlar permanentemente lo que pasa dentro de ellas en todos sus rincones. Esto a los anunciantes los enoja muchísimo. 

Para que esto cambie, empresas como Procter and Gamble, Nike, Coca-Cola… deberían unirse para amenazar con retener su aportación publicitaria y entonces la cosa cambiaría mucho. Pero lo cierto es que es una decisión difícil de tomar porque la publicidad en Google y Facebook es la más rentable, con el mejor coeficiente inversión/retorno y por lo tanto les supone ahorros de millones de dólares al año si lo comparamos con invertir en publicidad en televisiones o prensa escrita.

La otra cara de la moneda es ver cómo sus marcas se ven dañadas por aparecer junto a contenidos lamentables. Hacer números sobre esa repercusión negativa en imagen y comparar con los beneficios de las plataformas publicitarias de estos gigantes para ver qué pesa más. Como siempre en un mercado, el dinero tiene la última palabra ¿O la ética también?

¿Qué opinas tú? Déjame tu comentario bajo este texto. Quiero conocer tu opinión/es y ampliar mi punto de vista con tu aportación. GRACIAS.

Fuentes consultadas para este post:

  • The Times: https://www.thetimes.co.uk/article/google-hauled-before-top-advertisers-after-times-investigation-into-child-videos-on-youtube-hph0bhmrz
  • Business Insider M. Shields. 

Álvaro Sánchez Oliveros

Asesor de Marketing y experto en comunicación. 

alvaro@clippingrrpp.com

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